11/2/09

Revueltas

Llega un momento en la tarde en que el calor del día se reúne sobre la casa, sobre el techo de mi habitación y entre las paredes. Pensar se hace más difícil en esa situación, en ese pedazo de tiempo que parece suspendido por tanta temperatura.
Un minúsculo impulso de escape me llena de sueño y me vuelco automáticamente a mi cama. Sin saber que estoy acostada y rezagando el bochorno, empiezo a dormitar, habiendo traído a mi mente pensamientos dudosos, temas que tengo que pensar en un momento de claridad y se arrastran como delirios. Yo sonrío porque estoy muy conciente, pero ya casi dormida.

Esta ciudad es diferente a mi ciudad, sin embargo la siento mía y muy familiar. Tiene un cielo mucho más bello, más calor, más distracciones y la gente es más laberintosa.

Cuando despierto, el calor ha calado profundo e inmediatamente salto de la cama, bajo las escaleras y preparo la ducha. Ay carajo! calor de mierda!
El viento corre suave y cálido, más fresco que mi cuerpo.
Todo se va con el primer jarrón de agua que dejo correr sobre mí. Qué gran sensación. En un chorro de agua fría se van los pesares que han subido espantados con el calor. Todo se hace más claro, más verde, más liviano. Y vuelven los pensamientos de la siesta, que cobran fuerza y realidad, incitándome, reclamando que debo pensar en ellos y solucionar tanta tontería. El agua está fría, pero no lo suficiente como para quitarme la confusión.

El calor ha menguado, la luna empieza a subir y la oscuridad comienza a caer: una noche más y mil zancudos que vendrán. Es mejor dejar de lado los amores en este momento, porque a veces es mejor no pensar en aquello que necesita tiempo y no revueltas de cabeza. Mañana quizá haya menos calor, para sentirse y pensar mejor.

2/2/09

EN EL SILENCIO SE DIBUJA TU ROSTRO

En el cuerpo de la noche se dibuja tu figura
que se eleva sobre las formas escandalosas de la oscuridad
Aprisionado entre cada línea.

Y tu rostro aparece intocable,
porque la esencia infinita de tu luz
no se opaca ante el color del mundo.

Y este mundo desencantado
Necesita de tus rayos para renacer
para olvidar las penumbras que vienen inevitables.

Tu rostro aparece dibujado
Y se dibuja como el sol sobre mi cielo
Para darme un soplo de calor.