Tu boca entreabierta la recuerdo constantemente,
algo mágico en lo eventual de tus sonrisas,
alguna vez sospeché de ellas.
Algunas de tus miradas estremecían el corazón:
esas que tú me dabas!
Se crean las otras miradas que buscan detrás de la piel,
esas a las que yo temía,
sin embargo me acostrumbré,
y a pesar de destrozarme el alma,
las necesito aún.
Era locura debajo de tus manos
el cosquilleo en mi cuerpo,
era poca cordura tu poco entusiasmo, y
aunque no me quejo de aquella despedida agria,
impura, malévola,
aún, desde mi punto,
tan lejos de tus ojos de luna,
siguen tus miradas desgarrándome la piel.
Si me mostraras una vez más
tus ojos encendidos,
tu locura sería la mía
y aunque temblorosa por tu presencia
podría ocultarla,
amante de otoños y primaveras,
y de inviernos felices,
no es necesario el criterio
si es lógico que estas alejándote más.
"Solo hay una guerra que pueda permitirse la especie humana: La guerra contra su propia extinción." - ASIMOV
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